Cuando empezamos hace años en el mundo audiovisual y ofertábamos vídeos corporativos a las empresas para uso interno o divulgativo no imaginábamos lo que estaba aún por venir. En aquellos años esos vídeos en formato dvd quedaban relegados a una estantería como un caro y emblemático adorno. A pesar de los esfuerzos en la difusión a través de cadenas de televisión o a través de copias en dvd para la distribución entre clientes y empleados era una tarea ardua y cara para un resultado mínimo.
Todo cambió cuando llegó internet y las redes sociales. En un momento ese vídeo en DVD pasaba a formato H264 y volvía a la vida en su web como un recordatorio de la larga trayectoria de la empresa con imágenes de antaño.
Este ha sido un gran paso para la industria audiovisual que ha visto un canal directo para llegar a las masas. Todo ha pasado muy rápido y cada año hay que ofertar nuevos servicios cada vez más innovadores. Y como todo avanza a pasos agigantados el vídeo streaming que hacíamos antes a calidades pésimas evoluciona al mismo tiempo que las conexiones de internet de los hogares. De esta manera cualquier persona con un poco de idea pasa ser un productor de «televisión en HD» con una cámara y una cuenta en alguna plataforma.
Cuando hablamos de streaming es cierto que hay muchos niveles. Desde un usuario que habla al mundo con una web cam hasta un realizador que ordena a su operador qué cámara pinchar.
Se abre un nuevo y apasionante mundo en el que todos tenemos las mismas opciones y de esta forma se democratiza el sector de las emisiones en directo.